Un Colombiano que triunfa en Francia vendiendo Chorizos

Juan tiene 37 años y lleva tres viviendo en París, nació en Manizales y como buen manizalita, como él mismo asegura, es un hombre de arranque y empeño, aspecto que le ha permitido cumplir todo lo que se ha propuesto. Como muchos colombianos siempre soñó con dar a conocer sus talentos en otras tierras, otros países. Es abogado. Su sueño se cumplió en 2012 cuando viajó a Australia como parte de su plan de reforzar sus estudios en derecho, pero estando allí decidió volver a su tierra, aquella que lo vio crecer profesionalmente por más de 5 años.

Después de dos años en su país natal viajó a Buenos Aires, Argentina. “Me cansé de ser abogado y arranque para esa ciudad a estudiar cocina, luego de aprender lo básico viajé a París, en el 2016, con la idea de trabajar en lo que había estudiado, agarrar experiencia y devolverme para Australia. Pero todos los planes cambiaron cuando me enamoré de mi profesora de francés y monté el ‘Man de los chorizos’, asegura el colombiano en entrevista con El Espectador. Su acento un poco paisa sigue intacto.

Ya en Francia logró conseguir trabajo, un empleo que no le duró mucho y pronto se quedó sin cómo mantenerse. Fue allí cómo nació su idea de negocio, la misma que lo ha convertido en un hombre exitoso y feliz. “Un día me di cuenta de que no me gustaba trabajar para otros, entonces saque mi espíritu emprendedor y le di vida a ‘El man de los chorizos’”. Juan tenía claro que quería vender comida y descubrió que en este país del viejo continente el embutido no era tan sabroso como el que hacen en Colombia, así que decidió poner en práctica lo que había aprendido en Argentina.

«Empecé vendiendo en la página ‘Colombianos en París’. Dije con sinceridad que tenía 3 kilos de carne para unos chorizos y que esperaba el apoyo de quienes quisieran probarlos. Tras la publicación, un colombiano me hizo el pedido, cuando fui a llevarlo comencé a hablar con él y me contó su historia. Al final de la conversación cuando me iba a pagar, me dijo: ‘¡deje así!’. Creo que le di pesar», cuenta Castillo. Asegura que no pensaba que entregar ese pedido y el gesto del compatriota le diera la idea para empezar a darle forma a su emprendimiento.

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