Ensueño para visitar. El Málaga es un típico bar, es uno de los últimos bastiones de la tradición musical de antaño. Un sitio de donde los clientes, son amigos.
El Málaga es el legado material de varias generaciones que han cultivado la música popular como un arte excelso del que se puede disfrutar a plenitud sin importar los años ni la condición social.
El Bar Málaga más que un sitio popular de Medellín, representa dos cosas: La supervivencia del antiguo ambiente de Medellín de los años cincuenta y un auténtico santuario de la música de antaño, pues don Gustavo Arteaga, el «patrón» del establecimiento, está reputado como uno de los más importantes coleccionistas.
De ello da testimonio el Disco de Oro que le otorgó la firma CBS en el año de 1968, en un concurso en el cual ocupó el primer lugar. En el Bar Málaga de la Carrera Bolívar, hoy ruta del monumental Metro de la ciudad, don Gustavo oficia desde una especie de atril donde tiene sus colecciones de discos en 78 revoluciones, auténticos tesoros musicales que constituyen la envidia de sabihondos y profanos.
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Aquí encuentra usted títulos diversos de Valente y Cáceres, Juan Pulido, Los Cuyos, El Conjunto América, Leo Marini, etc.- Lo que se escucha en el Salón Málaga es música de los Andes colombianos, argentina y ecuatoriana, la que se escuchó en todos los bares de Medellín en la primera mitad del Siglo XX. Se oyen óperas, bambucos, zarzuelas, habaneras, boleros, criollas, gaitas, porros, valses y hasta villancicos. Artistas como Juan Arvizu, Alfonso Ortiz Tirado, Carlos Mejía, Carlos Gardel, Briceño y Añez, las Hermanas Padilla, Valente y Cáceres, Margarita Cueto, Juan Pulido, María Luisa Landín, el Conjunto América, Los Trovadores de Cuyo, las grandes orquestas argentinas, los grupos ecuatorianos, entre otros, artistas que hacen parte de la colección de siete mil discos originales de 78 RPM -revoluciones por minuto-, que tiene Gustavo y que el cliente puede programar en cualquiera de las siete rocolas del Salón Málaga.
De entrada cuando se llega al Salón Málaga, lo primero que se ve es una colección de fotografías que está en permanente exhibición. Hay fotos de Medellín en los primeros 50 años del Siglo XX, de figuras glamorosas, de artistas que se presentaban allí.
En el 2007 el Málaga celebra sus 50 años de existencia, manteniéndose fiel a su ambiente bohemio y siendo uno de los únicos bares de su estilo que aún se conserva en la ciudad.
Si quieres conocer la historia del centro de la ciudad, es necesario visitar el Salón Málaga y observar su galería de imágenes como un estandarte de la zona. Por eso César Arteaga, hijo de Don Gustavo y administrador del bar, opina que “la belleza del Málaga radica en que es un sitio que tiene memoria de ciudad, muestra como era antes, como eran sus bares y las fiestas de antaño. Eso es muy importante porque Medellín no tiene memoria, aquí todo lo han derrumbado, todo lo han tumbado por darle paso al progreso”.
Salón Málaga se ha convertido, gracias a la sensibilidad de sus dueños, en un loable proyecto cultural por ser tan exótico y tan especial en su género, el Málaga se convirtió en un centro obligado de turistas nacionales y extranjeros.