Esta galleta hace parte de la tradición paisa, pero muy pocos conocen sus orígenes. De hecho, son tan remotos los orígenes de este postre, que difícilmente podemos creer que tenga ascendencia árabe. El recorrido de esta pieza de la gastronomía le llevó a España, donde se le conocen como «Flores Manchegas» (Ávila Granados, 2003), elaboradas especialmente para Semana Santa, en donde eran cubiertas con azúcar.
Ya Miguel de Cervantes Saavedra, en su «El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha», hablaba sobre unas hojuelas conocidas como Flores Manchegas; y que incluso, aseguraba que la forma de «flor de cruz» de esta galleta se debía a la gran influencia que tenía la Orden de Calatrava en esa región (Ávila Granados).
Luego, este postre llegó a América. Pero en México, por ejemplo, se le conoce como «Buñuelos de viento». En Colombia, las «solteritas» son de color naranja, y se acompañan con crema del mismo color o de leche condensada. Hecha a base de harina de trigo, azúcar y colorante, se fritura para darle el toque crocante. La crema está hecha a base de zanahoria, azúcar, mantequilla, ahuyama y fécula de maíz, preparada a fuego lento para darle suavidad a su textura.
Dulce para los niños, ha hecho parte de la historia de muchos en los barrios, en donde aún se consiguen; y es producto solicitado por los turistas de todas partes del país y del mundo, encantados por la rareza y sabor de este producto, típico de la tradición antioqueña. Y vos, ¿ya probaste una solterita?
Recuperado de El Mundo | SERGIO ESTEBAN ZULETA | 21 DE MAYO DE 2015 | ¿A quién no se le antoja una solterita?
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