Medellín es una ciudad que ha sufrido diferentes cambios sociales, culturales y económicos, a pesar del triste pasado por el que tuvimos que vivir, siempre hemos amado esta tierrita.
El amor condicional de los paisas hacia la tierra en la que nació, por nuetras tradiciones y ancestros montañeros, son las razones por las cuales nos sentimos tan orgullosos y siempre tratamos de progresar.
Antioquia fue creada a lomo de mula por nuestros arrieros, por esas manos campesinas que en busca de un mejor futuro recorrieron las montañas e iniciaron a labrar y forjar las tierras en las que actualmente vivimos.
Medellín, aunque es una ciudad que está en constante crecimiento, aún se conservan caminos de herraduras por donde transitaron nuestros ancestros y esas casas típicas de la arquitectura tradicional paisa, hechas con tapia y Bahareque, corredores con sus taburetes y jardineras, no se pierde nuestra identidad y nuestra cultura, al contrario, muchos de los foráneos se adaptan a nosotros y aprenden a amar nuestras tradiciones. En esta ciudad podrás disfrutar de una gran diversidad cultural, artistica y social, de los avances tecnológicos dentro de lo urbano y de una buena caminata en lo rural en alguno de sus corregimientos.
El Amor por esta ciudad fue inculcado desde nuestros antepasados y ha pasado de generación en generación, es nuestra herencia campesina, nuestra esencia montañera por la cual nos sentimos tan orgullosos.
No hay paisa que no ame más que ir a una finquita dentro o a las afueras de Medellín, con sus paredes, puertas y ventanales coloridos, con las gallinas rondando la finca, la colcha de retazos las ollas de peltre y el jardín de la abuela. Esta sencilla imagen llena de alegría y melancolía a quienes recuerdan su pasado.
Los paisas que han tenido que salir de su tierra por alguna razón, añoran enormemente volver a esta tierra que los vio crecer y nacer.