Los héroes anónimos que protegen el Parque Arví

tan solo 18 kilómetros al oriente de Medellín, en medio de las montañas que rodean el Valle de Aburrá y un inmenso bosque cargado de sensaciones, sonidos, colores y riqueza natural, se encuentra el único parque natural de Colombia certificado en sostenibilidad: Arvi es uno de los sitios turísticos más visitados por propios y visitantes.

Tiene un área aproximada de 1.761 hectáreas que hacen parte de la Reserva Natural Protectora del Río Nare y nació en el 2007 para trabajar por la consolidación, conservación y mantenimiento del medio ambiente.

Su riqueza y encanto son tantos, que desde hace una década familias enteras de diversos sectores del departamento se asentaron en este mágico lugar en busca de un equilibrio armónico entre la  tranquilidad de la naturaleza y las dinámicas de la ciudad.

Familias enteras como la de Miguel Ángel Vásquez, uno de los beneficiado con una iniciativa denominada ‘Familias sostenibles’, que busca implementar buenas prácticas ambientales para consolidar hogares rurales que contribuyan a la mitigación y adaptación del cambio climático.

Don Miguel, en conversación con Kienyke.com, cuenta que desde hace diez años cosecha todas las verduras que consume en su casa y que gracias a las capacitaciones que reciben por parte del Parque Arví puede vender sus productos en el mercado que se realiza el último domingo de cada mes cerca a la estación de metrocable que conduce hasta la reserva natural.

Foto: Parque Arví

“Durante muchos años mi familia y yo extraíamos del bosque toda clase de plantas y flores, incluso llevaba a la Placita de Flores de Medellín musgos, tierra de capote, bromelias y orquídeas porque me las pagaban bien, pero me di cuenta del valor natural que tienen estas especias para nuestro patio [haciendo referencia al bosque] y entonces decidí no seguir con eso. Es más, en alguna ocasión me dedicaba a cazar algunos animales silvestre, pero un día entendí que esos animalitos se ven más lindos en el bosque que en una jaula en la ciudad”, manifesta don Miguel.

Con una sonrisa en su rostro, este hombre campesino por tradición familiar muestra la alegría que siente cuando los animales están cerca de su casa, por eso inculca en sus nietos el respeto por la fauna y flora con la que conviven, y se considera muy afortunado de respirar, tal vez, el aire más puro de Antioquia.

Foto: Javier Sánchez – Kienyke.com

“A mi me tocaba muy duro antes, primero me tocaba trabajar casi hasta la una de la mañana y después vender esas artesanías para poder comer, pero con el mercado Arví vendo los productos que yo mismo cosecho en mi casa”, indica Vásquez.

Pero no solo es con este programa que muchas familias se benefician de este templo natural, que desde el 2007 pasó de ser un simple bosque a convertirse en un elemento importante en la cotidianidad de estas personas.

Familias enteras hacen parte de la estrategia de turismo rural comunitario, con la que los habitantes de las áreas de influencia del Arví prestan los servicios turísticos y aprovechan el potencial económico que genera la visita de miles de turistas.

Amanda Ramírez, una mujer que desde que era una niña ha vivido en la vereda Mazo, en donde está ubicado el parque, cuenta que desde muy pequeña le gustaba jugar en el inmenso bosque, le encantaba perderse entre los frondosos árboles solo para tratar de ver algún animal silvestre como la zarigüeya o el propio perro de monte, que en años atrás se podía ver en algunos patios de las fincas del sector.

Hoy Amanda está a punto de cumplir 50 años y dice que se siente muy orgullosa de ser una de las tantas héroes anónimos que protege el parque. Ella aprovecha los recursos que tiene a su alrededor para tener un sustento económico sin generar impacto o daños ambientales al ecosistema.

Esta mujer vive del alquiler de pequeñas cabañas donde los turistas pueden disfrutar de días enteros contemplando la majestuosidad y el equilibrio casi perfecto que solo un lugar que no ha sido intervenido por el hombre puede ofrecer.

Foto. Javier sánchez – Kienyke.com

¿Cómo nace la iniciativa de hogares sostenibles?

Julián Alzate, líder del proyecto de hogares sostenibles, le comentó a este medio que esta idea nace de la necesidad misma de ofrecer oportunidades a las familias nativas del sector para que utilizaran de mejor manera los recursos naturales que tienen a su alrededor, sin desconocer las actividades cotidianas que cada una de ellas realiza a diario.

Alzate destaca una de las particularidades que tiene el parque y que no tiene ninguna otra zona de reserva en el país y es que este es el único lugar declarado como reserva natural en la que habitan personas. Precisamente, ese es otro de los motivos por los que surge la idea de hogares sostenibles.

En el momento que nació esta iniciativa se vincularon 15 familias, las cuales recibieron educación sobre aprovechamiento de recursos naturales para generar el menor impacto posible en el ambiente.

En la actualidad, 60 familias hacen parte de este proyecto, las cuales se han beneficiado con la instalación de tecnologías innovadoras y amigables con el planeta.

Además, las mujeres de familias de estos hogares hacen parte de un proceso de formación, que les brinda el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), que las capacita en la transformación y manipulación de alimentos.

Y va más allá, Empresas Públicas de Medellín les brinda estufas especialmente diseñadas que facilitan la cocción de los alimentos utilizando menos leña y contribuyen con la disminución del dióxido de carbono, lo que se traduce en una mejor calidad del aire.

Foto: Javier Sánchez

Aunque a muchas personas les parezca insignificante o desconozcan la labor que a diario realizan familias como la de don Miguel o Amanda dentro del parque Arví, lo cierto es que ellos se esfuerzan por hacer de este sitio un lugar único, lleno de encanto y mística que enamora a cada visitante con solo verlo una sola vez. Sin duda quieren que cada uno sienta ‘un flechazo a primera vista’.

Historias Hien y Ke
Por: Javier Sánchez

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