Caramanta: La tierra de la ruana y el pichirrichi

Caramanta

Para llegar a éste típico pueblo antioqueño, Caramanta, localizado en la ladera de la ordillera occidental, es necesario hacer un recorrido de unas cuatro horas (117 kilómetros), partiendo de la ciudad de Medellín, capital del departamento. Siendo el último de los municipios de la región del suroeste antioqueño en la cuenca del río Cartama, será necesario recorrer la vía que va hacia el sur del país, pasando por el Alto de Minas y luego descendiendo hasta el conocido municipio de La Pintada, cruzando el río Cauca; allí será necesario desviarse a la izquierda por la carretera que también lleva a Valparaíso, luego del cual solo quedan 16 kilómetros para llegar al destino. Todo el trayecto es por vía pavimentada.

Saliendo de Valparaíso empieza una leve pendiente que se prolonga todo el trayecto sobre el piedemonte de la cordillera, pasando por un resguardo indígena de la etnia Embera Chamí, también se pasa por la base de una enorme piedra con una Virgen encima que vigila y protege a los fieles, en cuya base hubo una alcancía donde los conductores paraban para dejar sus ofrendas; más adelante hay una cima, sitio conocido como La Quiebra. Hasta aquí se puede divisar gran parte de las montañas del oriente antioqueño, detrás del valle que el Río Cauca forma entre la cordillera Central y la Occidental, resaltando de forma imponente los Farallones de la Pintada, sin dejar de apreciar las bellas formaciones montañosas de fondo. Dejando atrás La Quiebra, que es el sitio de desvío para ingresar a los corregimientos de Sucre y Alegrías, empieza un leve descenso, cambiando también el paisaje que desde allí se divisa, resaltando entre las montañas algunas poblaciones del norte del departamento de Caldas, pero principalmente, y contando con buenas condiciones climáticas, podremos divisar la blanca cima del Nevado del Ruiz y con un poco más de atención y con los sentidos bien aguzados, hasta el nevado de Santa Isabel estará al alcance de la vista.

Caramanta: La tierra de la ruana y el pichirrichi

Caramanta: La tierra de la ruana y el pichirrichi

El casco urbano solo se alcanza a divisar desde unos cuantos metros antes de llegar a él, pues está resguardado por un pequeño cerro denominado Las Agujadas y justo en la última curva se ven los primeros techos y aparece de espaldas la cúpula de la Iglesia de La Inmaculada Concepción, patrimonio arquitectónico del departamento, construida entre los años 1919 y 1934, en cuyo interior resguarda un órgano y gran cantidad de obras de importancia religiosa de la misma época de la construcción de la iglesia.

Para entrar al pueblo se ingresa por la Calle del Comercio, como en la mayoría de las poblaciones de la región, que generalmente es la calle principal y donde se desarrolla casi toda la actividad comercial. En esta calle caramanteña podemos encontrar típicas tiendas, almacenes, restaurantes y cantinas que evocan aquella época de arriería y viandantes de antaño.

Caramanta: La tierra de la ruana y el pichirrichi

Caramanta: La tierra de la ruana y el pichirrichi   

Los bellos balcones y fachadas bien cuidadas dan la bienvenida por las dos cuadras que hay que recorrer hasta llegar a la primera esquina de la plaza principal. Allí los frescos vientos refrescan el cuerpo después del recorrido que se ha realizado mientras se aprecia el costado del templo parroquial y se abre a nuestra vista la plaza enmarcada por un fondo montañoso y adornada con las coloridas fachadas.

Cada calle, cada fachada, cada puerta o ventana puede ser protagonista de bellas postales para el ojo de quien se deja sorprender por la belleza de un típico pueblo bien conservado.

En los cafés de la plaza aún se puede encontrar el típico tinto de greca, un café preparado en un instrumento tradicional por estas tierras, pero además, se puede disfrutar de buenos cafés especiales de altura cultivados en las montañas de Caramanta con excelentes prácticas de manufactura.

Caramanta: La tierra de la ruana y el pichirrichi

Caramanta: La tierra de la ruana y el pichirrichi

Y los abuelos que se pasean por la plaza con sus ruanas y sombreros de fieltro aún están dispuestos a charlar con quien se les acerque. En sus manos aún están las marcas que les dejó la labranza de la tierra y en su relato sigue intacta la esencia del campesino conversador y atento con el visitante; no pases de largo, en ellos hay tesoros por descubrir.

Como productos típicos han sido considerados el Pichirrichi y las Luisas, además de la gelatina de pata y las cucas que se consiguen en las pequeñas y tradicionales panaderías de pueblo.

El paseo por «las ochocientas» es un tradicional programa urbano que tanto jóvenes como adultos aún acostumbran realizar y no es más que un recorrido entorno a las dos primeras manzanas que hay a la entrada del pueblo llegando hasta la plaza principal. En éste trayecto se camina, se saluda a los paisanos, se encuentra con los amigos, se coquetea, o simplemente se hace ejercicio para mantener el buen estado físico.

La bella arquitectura de la colonización antioqueña y bien conservada en Caramanta, contrasta con una moderna edificación construida en el lugar conocido como “la manga de los pollos”, cuyas instalaciones nada tienen que envidiarle a un moderno hospedaje o centro vacacional en el que sus habitantes viven a plenitud y con las mayor dignidad que hayan podido tener en su vida. Se trata del hogar para el adulto mayor Hojas de Otoño, que alberga a aquellos adultos desamparados que no cuentan con recursos para su sostenimiento, además, es el hogar para algunos que vivieron toda la vida en las frías calles del pueblo y ahora encuentran no solo techo, sino un trato digno y amoroso. El mayor de los requisitos para ser admitido es haber nacido en Caramanta, situación que me excluye de ser admitido allí. Lastimosamente para mí.

Caramanta: La tierra de la ruana y el pichirrichi

Caramanta: La tierra de la ruana y el pichirrichi

Y si el tema es retratar edificaciones, no hay fachada o calle que no merezca el guiño del diafragma de novatos o profesionales en la fotografía. En cualquier esquina o andén será fácil encontrar escenas típicas llenas de historias dignas de ser inmortalizadas.

Gran parte del transporte aún se realiza a lomo de mulas, como poco se ve últimamente en la mayoría de municipios, debido en gran parte a la topografía montañosa de las veredas y como si fuera poco, para alegrar aún más el pintoresco paisaje de las rústicas vías de sus corregimientos Sucre, Alegrías y Barro Blanco, son las “Chivas” o buses de escalera los encargados de colorear con sus decoraciones los caminos, al tiempo que transportan tanto pasajeros como mercancías y hasta animales y anuncian su llegada con las típicas cornetas de aire.

Por último, si va a Caramanta, no olvide visitar el Cementerio y disfrutar de su bella divisa; si no hace tanto frío es recomendable un saludable baño en el Charco de Los Molinos.

¡Venga a Caramanta, déjese sorprender, tome fotos, camine sus calles y coma cucas con pichirrichi! 

Texto: Antonio Obando  ajobando@gmail.com

Fotografía: Sandra Ríos  saparigo@gmail.com

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