Entrar al cañón de El Melcocho les tomó cuatro horas a pie por pendientes y un clima agreste. Fueron siete meses en campamentos, días y noches de análisis y seguimiento. La zona, entre los municipios de El Retiro y El Carmen de Viboral, Oriente antioqueño, un tesoro invaluable en fauna y flora, era reto y anhelo de los expedicionarios en Colombia.
Y lo lograron 37 científicos del instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt. Tenían información sobre la riqueza del ecosistema que confluye en la zona pero el conflicto armado la hizo inexplorable. Impenetrable.
Hoy, dejadas las armas, se descubrió y redescubrió la vida. La misión a esa reserva, entre los cañones de Santo Domingo y El Melcocho había sido aplazada por tres o cuatro décadas. En noviembre pasado pudieron llegar y los resultados, dados a conocer ayer, fueron reveladores.
Fe de lo logrado dio Luis Gilberto Murillo, ministro de Ambiente: seis nuevas especies de fauna y flora no descritas para la ciencia, dos redescubiertas y 14 endémicas en una expedición llamada Colombia Bio, y realizada por Colciencias y el Instituto Alexander von Humboldt, con apoyo de las universidades de Antioquia, Nacional y Eafit. Dijo que servirían para estudios nacionales e internacionales.
“Este es un gran dividendo de la paz. En muchas zonas no podíamos hacer este tipo de expediciones, por riesgos de seguridad. Es un hecho de trascendencia para Antioquia, el país y la humanidad, porque se descubren nuevas especies o aquellas que son endémicas de la región. Esto se convierte en un laboratorio, un jardín botánico vivo, en el sitio donde las comunidades han cuidado los ecosistemas”, apuntó Murillo.
Histórico para la ciencia
Las nuevas especies no descritas halladas en el Oriente de Antioquia por la expedición colombiana son un pez de la familia de los bagres (Trichomycterus sp. nov.), un escarabajo coprófago (Scatimus sp. nov.), una rana (Sinax sp. nov.), y un ratón de bosque (Handleyomys sp. nov.) y dos plantas (Miconia sp.nov.1 y Miconia sp. nov. 2).
Además, reportaron los investigadores, se redescubrieron dos especies de las cuales no se reportaban avistamientos hace varias décadas: el sapo trompudo de Antioquia (Rhinella macrorhina) y un anfibio llamado Cecilia (Epicrinops parkeri).
“Esto es de trascendencia mundial. Usted va a cualquier país, descubren una especie y es fiesta nacional. Y mire el número que hemos descubierto aquí. Por eso debe ser no solo una celebración en la región, sino en Colombia”, dijo Murillo.
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El hallazgo también fue destacado por Brigitte Baptiste, directora del Instituto Alexander von Humboldt. “Estas nuevas especies vienen a mostrarnos cómo en tiempos de paz podemos reconciliarnos con la biodiversidad, mejorar el conocimiento y responder a las necesidades de conservación y uso sostenible del país”, dijo.
Sobre el territorio, además, los expedicionarios destacaron el papel de la comunidad que lo habita, según Carlos Mario Zuluaga, director de la autoridad ambiental de la zona, Cornare, por su empoderamiento y apoyo. “Han estado empoderadas y esa comunidad de esos cañones, históricamente, ha sido protectora de los temas medio ambientales”, anotó.
Zuluaga, a su vez, subrayó que el hallazgo de las especies demuestra que el territorio es sano y muestra oportunidades para desarrollar opciones de búsqueda de alimentos, biodiversidad y turismo rural. “Hay dos temas que resalto. Uno encontrar un pez nuevo y eso es decir hay aguas de excelentes condiciones y calidad. Y encontrar un mamífero nuevo, que es lo más escaso. Cuando hay, es porque los ecosistemas son sanos”, acotó.
El otro gran descubrimiento
Las personas que habitan los cañones del Melcocho y Santo Domingo, fueron una novedad para Javier Barriga, coordinador de la expedición. Añadió que la zona, de la que se desplazaron cientos de familias por amenazas de ilegales, apenas hace dos años se desminó, por lo que la consideraban inhabitada.
“Llegamos a Santo Domingo, y el abandono de las personas hizo que todo se cayera. Nos desplazamos hasta el río Melcocho, en esa conectividad natural, y encontramos una población resistente. La gente es el gran descubrimiento. Han estado allí, aguantaron e hicieron posible que las especies vivieran”, concluyó.