Darle la vuelta al mundo. Esa fue la decisión que en marzo de 2016, Jorge Osorio y Katherine Bermúdez, dos colombianos oriundos de Cali, tomaron como consigna de su aventura.
La idea era recorrer en su Yamaha de 660 cc tipo trial la mayor cantidad de países posibles. Así llegaron a Emiratos Árabes, India, Irán, Ecuador, Francia, República Checa, entre otros destinos.
“¡Hola! Les escribo desde la carpa de camping en la que hemos vivido durante 12 días en una playa de Dubái. Nuestros bolsillos alcanzan a sumar dos dólares. Llegamos en moto desde Colombia, sin mapa ni contactos. Pero tranquilos, todo forma parte de la aventura. Soy Jorge Osorio, ingeniero de sistemas de profesión y viajero del mundo por pasión”.
Katherine y Jorge decidieron renunciar a sus trabajos para cumplir con el sueño de darle la vuelta al mundo en moto. No viajaron solos. La cómplice de esta aventura es Saphira, una Yamaha de 660 cc y de tipo trial (para tierra, asfalto y viajes largos).
Tomar la decisión, cuentan, no fue fácil. Sucedió en junio de 2015. “Significaba volver a renunciar a mi empleo —la primera vez fue en 2012 cuando decidí recorrer Suramérica durante un año—; para Kathe, era explicarle a la familia que dejábamos algo estable por ir a cumplir un sueño, sin saber qué iba a pasar en el futuro”.
Y entonces arrancó su historia. Vendieron todo, retiraron sus cesantías y rompieron las alcancías. Compraron la moto de segunda, sacaron los permisos para cruzar las fronteras, guardaron $10 millones para cruzar el continente y les quedaron $2’300.000 para recorrer el mundo. “No tenemos ingresos extras ni patrocinadores, sólo amigos, muy buenos amigos”.
Salieron de Colombia hacia el sur. Recorrieron Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Bolivia y Brasil; de Río de Janeiro volaron a Alemania. En 11 meses habían visitado 30 países, entre ellos los Emiratos Árabes, India, Francia, República Checa, Turquía, Italia y Suiza. “Viajamos sin una hoja de ruta. No nos preocupa el tiempo, aunque para ser sincero, más que lugares lo que nos interesa conocer son culturas”.
Hasta el momento, lo que más les ha llamado la atención es la ayuda que les ha brindado gente de todo el mundo. “En Irán, por ejemplo, nos encontramos con las personas más sabrosamente amables de nuestro viaje. Nos invitaban a sus casas y a comer. Para que tengan una idea, estuvimos allí un mes, recorrimos 3.000 kilómetros y sólo nos gastamos US$30. Deberían ver los contactos de mi celular. Viajar sin dinero nos ha enseñado el gran valor que tienen los amigos, incluso los que haces en carretera”.
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También han vivido momentos muy duros. En el norte de Turquía y Georgia soportaron temperaturas extremas, por debajo de los cero grados, que hacían que el dolor en el cuerpo fuera insoportable. Entre lágrimas, Katherine dijo que quería regresar. Pero se repuso con valentía y continuaron el viaje.
Saphira no los ha dejado botados. “Siempre aparece una persona ofreciéndonos un cambio de aceite o un mantenimiento full (como nos pasó en Dubái). También vamos a concesionarios y nos ayudan con una revisión básica. Sólo una vez en Italia se le rompió la cadena, pero teníamos repuesto, y en Grecia se dañó un rodamiento de la rueda trasera que sólo costó ocho euros”.
Mas de 31 países han conocido hasta ahora. Y quieren seguir por más, hasta darle la vuelta al mundo.