Uno de los palestino más influyentes del mundo, Aziz Abu Sarah, estuvo en Colombia para hablar de cómo el turismo puede derribar las barreras culturales en países que han vivido el conflicto, en búsqueda de la paz.
Carolina Ávila – El Espectador
“El peor enemigo de la paz es la indiferencia. Cuando la gente piensa que la paz es solo un acuerdo y no se dan cuenta de que es algo en lo que todos tenemos que participar”, dijo Aziz Abu Sarah, palestino, activista y constructor de paz. La frase salió en medio de una entrevista en la Universidad del Rosario, durante su visita a Colombia por el Enlazados por la paz – Summit on Peacebuilding 2017, un espacio de reflexión y de cooperación académica para la construcción de la paz y la resolución del conflicto, realizado por la Universidad Nacional, Javeriana, La Sabana, La Salle, los Andes, el Rosario y el Cesa.
De niño, Aziz Abu Sarah tenía que escabullirse entre los puestos de control y correr el riesgo de recibir una bala de las tropas de Israel para ir a su escuela en Jerusalén. A sus diez años tuvo que enfrentar la muerte de su hermano, ocho años mayor, el cual fue arrestado y golpeado por lanzar piedras a los carros israelíes.
A pesar del dolor y la rabia, Sarah dice que la vida misma le ayudó a entender al otro y a perdonar. Cuando llegó a la edad en la que su hermano murió tuvo que aprender hebreo y conocer judíos. Con el tiempo, y a pesar de lo difícil que fue para él aceptarlo, notó que tenían cosas en común, que podía compartir sus gustos con ellos y dejar el rencor a un lado. Desde entonces se ha dedicado a promover el diálogo para derribar los estereotipos, para entender las diferencias culturales e históricas del otro y promover la paz.
Sarah ha sido nombrado por varios años como uno de los 500 musulmanes más influyentes por el Centro de Estudios Estratégicos Real islámica, es becario TED y con National Geographic ha recorrido el mundo como educador cultural. Fue invitado a Colombia como codirector del Centro para Religiones Mundiales, Diplomacia y Resolución de Conflictos de la Universidad George Mason, precisamente para hablar de su herramienta para construir la paz en Israel y Palestina: el turismo.
Junto con dos amigos judíos, fundó en 2009 Medji Tours, una empresa que promueve el turismo en países que han vivido el conflicto. Están en Irlanda, Jordania, Turquía, Cuba, Ucrania, Haití, Bosnia, Ruanda y Vietnam, entre otros países. Lo que los diferencia es que incentivan la comprensión del conflicto y la realidad de estos países desde lo local, con actividades con sus ciudadanos, como comidas caseras, eventos culturales o charlas con expertos y políticos de distintas posturas.
¿Qué significa Mejdi Tours y cómo promueve la paz?
Mejdi significa honor. La idea es honrar a los viajeros, los locales y el medio ambiente. Muchos viajeros van por todo el mundo, pero no conocen sobre la cultura local, no experimentan realmente el viaje. Para mí viajar es experimentar y eso es lo que encuentras en Mejdi, crear esa conexión.
En vez de tener un guía, nosotros tenemos dos de diferentes países. En Jerusalén tenemos un árabe y un judío que hacen la guía juntos. En el norte de Irlanda tenemos un católico y un protestante. No es porque queramos que peleen, es porque cada uno trae su propia cultura e historia. Si vas a Jerusalén vas a aprender sobre la historia, la tradición y la música judía pero también conocerás sobre la cultura palestina, su música, su literatura, y así tendrás una mejor comprensión.
Trabajamos con hoteles locales, entrenamos a nuestros guías no solo para decir cosas sino para tener discusiones. Hablamos con ciudadanos para que hospeden a los viajeros en sus casas, a veces duermen allí y les pagamos como pagamos en un hotel. Eventualmente esto traerá un desarrollo económico, una comprensión de la cultura local y así será una experiencia, no solo un lugar para ir a tomar fotos.
¿Medji Tours podría llegar a Colombia?
Me gustaría trabajar aquí, pero no creo que solo sea Mejdi Tours. Así deberían ser los viajes con cualquier compañía. La gente, los medios de comunicación y los viajeros deberían empujar a las compañías para que impulsen más turismo con las comunidades. Colombia tiene mucho potencial para este tipo de turismo. Es un país grande, muy diverso, tiene diferentes culturas y hay muchas cosas por mostrar. Eso hace que este país pueda ser uno de los mejores destinos turísticos en el mundo
Sin embargo, muchos todavía tienen miedo de conocer las regiones del país por lo que ha dejado el conflicto, o porque la amenaza de grupos armados sigue latente.
Sí y no. La gente también tiene miedo de viajar a Israel o Palestina por el conflicto, pero aun así el turismo incrementó 25% en Israel y 15% en Palestina. Hay cosas que están pasando ahora en todo el mundo.Barcelona desafortunadamente tuvo este ataque terrorista hace un par de semanas, pero tengo amigos que aun así irán allá. Pienso que los viajeros están aprendiendo que no hay lugar en el mundo que sea 100% seguro, pero lo más importante es que si tú logras comprometerte con la comunidad local, ellos mismos te van a proteger.
Yo llevo a mis viajeros a campamentos de refugiados en Palestina, los llevo a asentamientos y a lugares a los cuales la gente puede tener miedo de ir, pero conocemos a la comunidad local y nadie haría nunca nada contra ellos. Colombia podría venderse a sí misma en ese sentido. La pregunta no es si llegará o no el turismo a Colombia, la pregunta es qué clase de turismo ustedes quieren en su país.
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¿Cuál cree que es el viaje más difícil de hacer?
A veces el viaje más difícil de hacer es en tu propio país. Y creo que el viaje más importante que ahora la gente puede hacer en Colombia es cruzar la calle de su casa y conocer gente. Eso romperá los estereotipos más que cualquier cosa, porque finalmente hallarás una conexión con tu país. Antes de pensar en viajar y conocer cualquier lugar del mundo, piensa que eso debe comenzar desde tu casa, en tu pueblo, en tu ciudad.
Con relación a la muerte de su hermano, usted ha dicho que aprendió a perdonar. ¿Realmente esto es posible: aprender a perdonar?
Eso creo. Pensamos en el perdón como un asunto emocional pero no es cierto. El perdón es decir “sé que mataste a mi hermano, pero elijo perdonarte a pesar de que no lo merezcas, elijo seguir adelante, elijo usar mi dolor y mi rabia para hacer paz en vez de causar más destrucción, porque entiendo que otra gente puede morir a causa de mi falta de perdón”. No es solo una decisión que hago un día y ya está, es una decisión que tú tienes que hacer cada día, permanece contigo.
Cada vez que leo en el periódico que alguien fue asesinado en mi país, siento rabia y eso es normal, pero es cuando me tengo que preguntar a mí mismo qué hago con mi rabia. El enojo es de un poder nuclear y este puede ser una bomba: puede destruir una ciudad entera o puede ser usada para crear electricidad y traer vida una ciudad, pero es el mismo poder. Eso real, pero se trata de cómo lo usamos: para hacer la paz o más guerra.