El suizo que se dejó seducir por el encanto de Medellín y se quedó

La amabilidad de las personas lo atrapó. Ahora tiene una panadería en el parque Lleras.

La primera vez que Stephan Battaglia pisó Medellín, en el 2014, fue para visitar a un tío suyo que por negocios llegó a la ciudad. La diferencia entre Zürich (Suiza), su ciudad natal, y la capital antioqueña le pareció drástica y todavía le parece. Desde el primer momento se encontró con una ciudad llena de contrastes, lo que le llamó profundamente la atención.

No hizo falta conocer el idioma para que notara lo que para él es la mejor cualidad del territorio. La amabilidad de la gente lo sorprendió desde el comienzo. Como extranjero siente siempre la atención de otras personas y eso hizo que se enamorara de Medellín. “En Suiza la gente hace más su propio camino, no se involucra tanto con la otra gente”, dice.

Así, lo que empezó como un viaje de vacaciones se fue convirtiendo, sin que él lo supiera del todo, en la posibilidad de quedarse. Conoció las playas, las montañas y la idiosincrasia colombiana, hasta el punto de imaginarse su vida en el país. Hizo clases para aprender español y hoy lo habla con total fluidez, aunque en cada palabra se hacen sentir sus raíces.

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